Fecha: Jueves 8/1/2009
"Mercenarios Made in Spain"
Las compañías militares privadas han ido aflorando en el mercado español. Formadas por ex militares, ofrecen todo tipo de servicios a empresas y gobiernos en las zonas más conflictivas del mundo.
Las compañías militares privadas se han consolidado como un nuevo actor en los conflictos bélicos. Una muestra de ello es la presencia masiva de contratistas privados en Iraq junto a las tropas de ocupación norteamericanas. Para el catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales, Francisco Javier Quel López, la aparición de estas empresas “se enmarca en un proceso de privatización iniciado a principios de los ‘90 que afecta a la salud o al sistema penitenciario”. Así, se produce “la externalización de los servicios básicos del Estado en relación a la Defensa” que supone “un cambio de estructura de los ejércitos”. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos reconoce que “los conflictos armados, el terrorismo, el tráfico de armas y las operaciones encubiertas de terceras potencias, entre otras cosas, fomentan la demanda de mercenarios en el mercado mundial”.
El suboficial de la Armada española en la reserva y presidente de High Security Solutions, David Rivas reconoce en un artículo publicado en la revista digital Athena Intelligence que “se trata de una industria muy compleja a nivel legal, administrativo, logístico y operativo, lo que requiere profesionales con años de experiencia en el sector y sólidas redes internacionales de apoyo, basadas en la confianza del cliente, mayoritariamente gobiernos democráticos legalmente establecidos”.
Externalización de servicios
Rivas opina que “la externalización de servicios por parte del Ministerio de Defensa en España es un hecho relativamente reciente y se ha caracterizado desde sus inicios por la reticencia a admitir personal civil que trabaje con el militar, y especialmente dentro de instalaciones militares”. “Los Estados son reacios a regular estos asuntos”, afirmó el catedrático Francisco Javier Quel López durante su intervención en las IV Jornadas de Seguridad y Defensa celebradas en la Universitat de València. “España no ha entrado a regular esto”, añade. “Es preciso que determinados servicios no se privaticen”, puntualiza. “El ánimo de lucro hace poco eficaz a estas empresas y además en la práctica no se ha probado que sean más eficaces que los ejércitos regulares”, explica. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos pidió en una resolución en 2003 a todos los Estados “que ejerzan el máximo de vigilancia contra todo tipo de reclutamiento, entrenamiento, contratación o financiación de mercenarios por empresas privadas que ofrezcan servicios internacionales de asesoramiento militar y de seguridad, y que prohíba concretamente que tales empresas intervengan en conflictos o acciones armadas para desestabilizar los regímenes constitucionales”. Entre las ventajas de la utilización de estos ejércitos privados, Darío Azzellini, autor de El Negocio de la Guerra, señala el vacío legal al respecto: “Formalmente son civiles, no pueden ser juzgados por la Justicia militar. Al mismo tiempo, en sus contratos se les asegura que no pueden ser sometidos a la justicia civil de los países en los que actúan. Prácticamente se crea un campo de impunidad”.