Escrito por: Sonrics
“Nos bombardean día a día con noticias amañadas para ocultar la verdad
de este capital salvaje. Es la prensa, manipulación, televisión y radio,
desinformación. Lo que es noticia o no lo decide un comité de redactores
bien pagados al servicio del poder”.
SIN DIOS
La función principal del periodismo es la búsqueda de la verdad; sin embargo nos encontramos que detrás del falso discurso de la objetividad, se esconde la verdadera pretensión mediática: tergiversar lo que sucede en función de objetivos económicos, políticos o culturales.
Dentro del trato mediático que se le da a la situación de las mujeres podemos encontrar innumerables contradicciones y falsedades, además de existir restricciones en la información que se maneja, lo que da como resultado una sociedad acrítica (ya que no conoce el contexto de la información que le muestran) y mal informada, cuya única salida se encuentra en la indiferencia y la inacción.
En el caso de las mujeres en Medio Oriente aparecen 3 ejes comunes que los grandes medios utilizan para propagandizar la información: la censura, la sobre-información y la mentira.
La primera aparece cuando grupos organizados de derechos humanos o afines, denuncian las políticas gubernamentales que van en contra de los derechos mínimos que, como seres humanos las mujeres son acreedoras; los medios lo callan, no lo transmiten, lo ocultan. La segunda es más compleja, ya que se da en el momento en que en el que se vierten tantas noticias que no podemos saber cuál es la verdadera o la que nos sirve para comprender ciertos hechos. La tercera es simplemente tergiversar con un objetivo claro lo que sucede en un lugar y tiempo determinado y, presentarlo así a la audiencia.
En el mal manejo mediático nos presentan cínicamente a Medio Oriente como una unidad homogénea, dejando fuera las particularidades religiosas, étnicas y políticas de cada región ó país. Presentan la región, como el mundo islámico o árabe; sin embargo encontramos que en esa zona geográfica existe tanto un sinfín de religiones practicadas, como de conglomerados étnicamente diferenciados.
En él también llamado Oriente Medio encontramos no solo árabes, sino también: drusos, kurdos, armenios, judíos, maronitas, turcos y persas entre muchos más, en el campo religioso encontramos islámicos, judíos, cristianos (con corrientes particulares al interior de cada una), entre otros; incluso el ateísmo ha crecido en los últimos años, pero parece que lo anterior los medios no lo ven, e inyectan la idea de la homogeneidad a la opinión pública.
Continuamente son tachados de barbaros aquellos gobiernos que no congenian con la línea dominante marcada por las principales potencias económicas. Irán es un ejemplo claro, se habla de las palizas y flagelaciones que cometen contra las mujeres adulteras ó del uso obligatorio delchador (velo); pero los mass medias olvidan que Arabia Saudita es quizás el único país de la zona donde se lleva a cabo la infibulación (una práctica prohibida por el Islam); consiste en: cortar los labios inferiores y superiores de la vagina, así como el clítoris de las niñas que tiene entre 2 y 7 años para posteriormente cocer la parte descubierta dejando solo un pequeño orificio donde pueda salir la orina y la sangre del ciclo menstrual; esto con el objetivo de que lleguen vírgenes al matrimonio. Una vez casadas se procede a abrir con un cuchillo la parte que fue cocida, sin embargo, si el esposo se va de la casa por un tiempo relativamente largo, se procede a cocer nuevamente y se descose hasta que regrese el cónyuge. Las mujeres a las que les han practicado la infibulación dejan de tener sensibilidad en la parte afectada, al perder sensibilidad pierden también toda capacidad de sentir placer y por lo tanto no serán infieles a sus maridos.
El anterior ejemplo muestra que, a pesar de que niñas mueren todos los días desangradas o a causa de la infección que produce el proceso de infibulación, los medios prefieren resaltar el papel represor del gobierno iraní ya que esta no sigue la ruta marcada por Estados Unidos, Israel y las potencias financieras globales; de Arabia Saudita no hay alguna denuncia o mención significativa. La ética periodística nos conduciría a denunciar a los 2 gobiernos, pero al parecer en los grandes medios cuyos accionistas y propietarios son prominentes banqueros o competitivos empresarios, la ética no existe.
Los medios que leemos, escuchamos o vemos nos hablan de la situación de la mujer musulmana, cuando prácticamente la mujer musulmana no existe; tendríamos que tratar la situación a partir de su nacionalidad, ya que las prácticas políticas propias de cada gobierno pesan más y tienen más influencia que las religiosas. No es lo mismo una mujer musulmana que vive en Kabul que una musulmana cuya residencia se encuentra en Teherán.
En Irán por ejemplo, las mujeres conquistaron derechos importantes en los años 60 y 70; a la llegada de regímenes teocráticos y con un país enfrascado en la guerra contra Iraq los derechos conquistados se perdieron y se impusieron medidas más extremas de control de población. Las mujeres fueron removidas de sus puestos de trabajo y se dictaron leyes de segregación que marcaban diferencias estrictas en el trato hacia los hombres y las mujeres.
Situación similar a las afganas que vieron desmoronados sus derechos cuando grupos como el Talibán tomaban el poder político. Incluso una década antes, con la creación de los muyahidinesse preveía que corrían peligro los derechos civiles en ese país.
Algo que olvidan los medios es que los grupos de muyahidines (grupos opositores al gobierno afgano) ó “luchadores por la libertad” fueron financiados por Estados Unidos, uno de losmuyahidines más preparados es el tristemente célebre Osama Bin Laden cuyo sequito ha abolido prácticamente cada uno de los derechos más elementales de las mujeres.
En Pakistán, tal vez el peor país para que viva una mujer según la periodista y escritora Amirian Nazanín, han muerto en los últimos años alrededor de 4500 mujeres por “crímenes de honor” ókaro-kari, lo cual se refiere a las torturas, golpes, quemaduras, desmembramientos, etc., que sufren hombres y mujeres que mantiene relaciones “ilícitas”. Una mujer puede ser azotada en público hasta la muerte tan solo por el “delito” de haber sido violada. A pesar de que grupos y organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, han tratado de hacer eco de estos abusos contra la humanidad -ya que un abuso contra la mujer es una abuso contra la humanidad-, los medios han hecho caso omiso de estos registros que aún siendo tantos no salen a la luz pública.
Se estima que los casos de karo-kari pudieran ser más ya que las familias de las victimas temen denunciar estos abusos en un país sumergido en una dictadura donde, en diciembre del 2007, después de un largo exilio político, Benazir Butto, la principal opositora al régimen dictatorial y ex primer ministro fue asesinada después de que se anunciara un cambio democrático que nunca llegó.
La sobre-información se muestra en la forma que llegan las noticias sobre la invasión a Iraq. Diariamente llegan tantas noticias a las redacciones de los diarios o noticieros en televisión que es difícil dilucidar las que muestran los abusos contra los derechos civiles, en los mass mediasse presentan como necesarias las victorias militares contra poblaciones indefensas donde, las fuerzas de ocupación, violan tumultuariamente a las niñas y mujeres de poblados apartados, en operativos que no podemos ver en CNN o Fox News, ó que se pierden entre los cientos de teletipos que reciben agencias como Reuters o United Press International.
El grueso de la población mundial se está acostumbrando a ver los asesinatos masivos de personas en Medio Oriente como si fuera algo inherente a esa región geográfica. La información es tan descontextualizada, censurada y manipulada que no se logra entender bien a bien un hecho ocurrido en aquella región, tan vilipendiada mediáticamente a partir del 11 de septiembre.
El caso de Israel es emblemático, se presenta como la única democracia en la región a pesar de que no tiene una constitución, se presenta como la civilización entre los vecinos barbaros, se escribe y lee como víctima cuando es victimario, se justifican sus agresiones por la seguridad de sus ciudadanos.
En aquel país, debido a cuestiones como la aprobación del aborto, las mujeres son presentadas como exitosas, aunque no puedan participar en tribunales hebreos, se exaltan sus derechos laborales como una conquista femenina, mientras su ejército orina a las palestinas que son detenidas como forma de humillación y degradación.
En enero de 2009, veíamos en las pantallas de todo el mundo el sufrimiento de las palestinas que caían una a una debido a las bombas de fosforo, prohibidas por tratados internacionales, que el ejército israelí lanzaba sobre sus cuerpos indefensos; al mismo tiempo, periodistas entrevistaban a mujeres judías al salir de las discotecas, las cuales decían que sentían miedo de los palestinos; este doble rasero periodístico se presentaba vulgarmente en vivo como imparcial y objetivo. El resultado final de la operación militar: alrededor de 1500 palestinos muertos la gran mayoría civiles y 14 israelíes caídos, 11 de ellos soldados.
En la invasión israelí contra Líbano, no se mencionaba que las mujeres libanesas tienen derecho a voto ó que la ley prevé igualdad social y política entre hombres y mujeres. Además tienen derechos laborales y maternales producto de la lucha que han llevado durante años, solo se resaltaba que la violación no se castiga dentro del matrimonio o que pegarle a la mujer es una práctica generalizada en ese país; como si no existiera en Colombia, Estados Unidos o México. Se presentaba a Líbano como un país donde Hezbollah (guerrilla libanesa chiíta opuesta al estado de Israel) permitía esos abusos, sin mostrar las viudas que perdieron a sus maridos o a las hijas que perdieron a sus padres víctimas de la invasión unilateral.
La situación de las mujeres en Medio Oriente se reduce regularmente a la cuestión del velo, señala verazmente el periodista español Pascual Serrano. Tomando en cuenta la amplitud del tema y, buscando un marco general que haga hincapié en las particularidades, queremos mostrar que la cuestión es dar una perspectiva integral que rompa con prejuicios históricos, que como individuos formados por la cultura occidental tenemos.
Es necesario deshacer los vicios mediáticos y no caer en la simplicidad de la información que nos presentan diariamente los grandes medios digitales, audiovisuales e impresos (o los locales que, en muchos casos, solo reciclan la información de estos), para que dando el primer paso que es el entendimiento de estos problemas, demos el segundo que es la búsqueda de alternativas que nos lleven a un camino donde la meta sea la solución.
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