viernes, 20 de mayo de 2011

Criticas al movimiento "Democracia Real Ya"


Ante el agravamiento acelerado de la crisis multidimensional que estamos viviendo, es del todo comprensible y deseable que haya un creciente número de personas que quieran expresar pública y colectivamente su disconformidad con el rumbo destructivo que está tomando la sociedad, así como su rechazo a la farsa política, la depauperación económica y la injusticia social. Pensamos, pues, que la participación en manifestaciones como las de "Democracia Real Ya" es mejor que permanecer en la apatía política y la pasividad ante la situación actual. Sin embargo, también pensamos que destinar energías a impulsar este tipo de movilizaciones es peor que destinarlas a construir un nuevo tipo de movimiento, reflexionado históricamente, articulado estratégicamente y radicalmente transformador, que permita dejar atrás el sistema oligárquico y eco-destructivo establecido actualmente y la mentalidad heterónoma e individualista prevalente hoy en día, creando una nueva forma de organización social genuinamente democrática y realmente ecológica y una mentalidad autónoma y cooperativa. Como argumentaremos a continuación, la manifestación del 15-M no puede dar lugar a un movimiento de este tipo, ni siquiera puede constituir una parte integral del mismo, ya que ni sus objetivos ni su estrategia apuntan a tal fin.
Más allá de la fraseología del manifiesto que, todo sea dicho, es bastante ambigua, vago e ingenua, la plataforma que impulsa esta movilización ha formulado una serie de propuestas concretas que podríamos considerar el núcleo "programático" subyacente a la convocatoria. Se trata de un conjunto de medidas (incrementar el control sobre la clase política y los paraísos fiscales, elevar los impuestos a la banca y a las grandes fortunas, aumentar la contratación de personal sanitario y profesorado, establecer la obligación de celebrar referéndums por las decisiones políticas importantes, proporcionar asistencia económica a los desempleados ya todas las personas de bajos recursos, efectuar un reparto del trabajo basado en la reducción de las jornadas de trabajo, etc.) que consideramos insuficientes y/o utópicas por las siguientes razones:
a) Son propuestas insuficientes por su carácter reformista, ya que en ningún momento impugnan ni tratan de sustituir las instituciones fundamentales del sistema actual, es decir, el estado "democrático" representativo y la economía de mercado capitalista, sino que se limitan reivindicar algunas mejoras. Sin embargo, la crisis generalizada y multidimensional que estamos viviendo hoy en día no se debe al mal funcionamiento de estas instituciones, sino a su propia idiosincrasia.
Las dinámicas inherentes a la economía de mercado y el estado "representativo" dan lugar a una inmensa y creciente concentración de poder que no puede ser revertida a través de simples cambios cosméticos. Así, suponiendo que una tenaz y ardua lucha popular lograra implementar algunas de las reformas sugeridas, éstas no podrían hacer otra cosa que imprimir un ritmo ligeramente más lento el avance de la crisis multidimensional en curso ya que indefectiblemente deberían ser compatibles con el funcionamiento y la dinámica del sistema actual, con lo cual, resultarían bastante irrisorias en comparación al fuerte desarrollo de la crisis multidimensional que este sistema provoca. Por ello, pensamos que no es adecuado abogar por que la injusticia social, la inmensa desigualdad económica y la usurpación política sean barnizadas con una nueva capa de pintura "democrática" y/o "ética", sino que es menester apostar inequívocamente por el abolición del sistema actual, causa fundamental de los efectos adversos y los comportamientos perversos que sufrimos en la actualidad, y para ello, hay que dar luz a un nuevo sistema realmente democrático en todos los ámbitos.
b) Son propuestas utópicas no sólo porque, como es habitual en este tipo de planteamientos, no se da ninguna idea clara y realista de cómo estas medidas llegarían a imponer a las élites dominantes que tienen la sartén por el mango, sino sobre todo porque pasan completamente por alto que estas medidas contravienen radicalmente la lógica y la dinámica del sistema actual. La energía que alimenta el sistema actual es el crecimiento económico y la mercantilización, por lo que, los estados y las empresas de todo el mundo buscan maximizar su tasa de crecimiento del PIB y sus cifras de beneficios respectivamente. Un estado o una empresa que no siga esta lógica de perseguir el crecimiento económico a través de aumentar su competitividad/eficiencia, entrará rápidamente por el camino de la crisis y la disolución. Sabiendo esto, los gobiernos de todo el mundo se esfuerzan en aprobar leyes y reformas que apuntan a incrementar la competitividad del país, lo que implica, obviamente, una mayor explotación de sus recursos humanos y naturales, y por lo tanto, una mayor precariedad laboral, inseguridad social, malestar psicológico y destrucción medioambiental. Hoy en día, además, tanto los estados como las empresas de todo el mundo están encontrando crecientes dificultades para continuar incrementando su PIB y sus cifras de beneficios y, por ello, están intentando mantener la competitividad a toda costa, es decir, recortando, empobreciendo y destrozando aceleradamente las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población. No podemos taparnos los ojos ante esta característica medular de nuestra época: existe un conflicto cada vez más irreconciliable entre las necesidades de las personas y del planeta, por un lado, y las necesidades del sistema económico vigente, por el otro.

Este conflicto sólo puede resolverse con un vencedor. O bien ganan las necesidades humanas y naturales, dando lugar a un sistema orientado a la satisfacción democrática de las mismas, o bien ganan las necesidades del sistema estatal y capitalista actualmente establecido, es decir, sus dinámicas basadas en la insensata persecución del crecimiento económico ilimitado y el aumento constante de la concentración de poder. Cualquier propuesta que pase por alto este conflicto insoslayable y fundamental resulta utópica y engañabobos.
Por otra parte, por lo que se desprende de sus comunicados, la plataforma convocante de esta movilización se hace cómplice de la tergiversación y desvirtuación del término democracia cuando sugiere que lo que hace que la sociedad actual no sea democrática es sólo la corrupción y el poder incontrolado que tienen las corporaciones financieras y empresariales transnacionales. Sin embargo, no es sólo eso lo que hace que vivimos en una sociedad oligárquica, sino que también juega un papel importante la propia existencia del estado, esto es, un aparato burocrático centralizado y separado de la ciudadanía y en posición de dominio respecto esta. El estado se autodenomina "democrático" para intentar legitimarse, no, obviamente, para que sea una institución que realmente confiera un poder real a las personas para decidir sobre los asuntos de la esfera pública. Resulta completamente equivocado, así pues, atribuir la ausencia de democracia solamente a la corrupción política y la dominación de los poderes económicos sobre los poderes "públicos": la propia esencia del estado "democrático" representativo es profundamente oligárquica. Para reivindicar verdaderamente una democracia real hay que luchar por la abolición de esta institución y su sustitución por un nuevo sistema de comunidades dirigidas democráticamente a través de asambleas populares, confederadas mediante delegados responsables y revocables.
En conclusión, consideramos que el carácter insuficiente y utópico de las propuestas de la plataforma que convoca a la manifestación de "Democracia Real Ya", así como su implícita connivencia con la desvirtuación del significado del término "democracia", hace que esta convocatoria sea, en el mejor de los casos, un espacio-tiempo que, como tantos otros, sirve para visualizar y expresar el rechazo de muchas personas hacia la crisis generalizada del mundo contemporáneo y, en el peor de los casos, un engañabobos que canalice la voluntad transformadora de algunas personas hacia unos objetivos casi siempre ilusorios y siempre insuficientes.
Mayo del 2011

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Aquí viene mi critica. Y es que pienso que la decisión de que la concentración sea “apolítica” es su talón de Aquiles. Para que una revolución triunfe, tiene que existir una fuerza política que represente las legitimas aspiraciones de las personas que forman la movilización o simpatizan con ella, porque, ¿de qué forma si no se va a materializar esta voluntad de cambio si no es por medio de la toma del poder? ¿Acaso cree la dirección de la plataforma que la oligarquía española va a ceder sin mas? España no es Egipto ni Túnez, Aquí el imperialismo tiene muchísimo que perder, además de que en Egipto no se consiguió absolutamente nada, así que si la dirección de la plataforma esta intentando emular a estos países lo esta haciendo francamente bien, por ahora. ¿Y porque no se consiguió nada? Porque, tan pronto como prendió la protesta, se apago. Por la sencilla razón de que la protesta no pretendía la toma del poder, y el poder sigue en manos de los mismos. ¿No vamos a aprender nada de nuestros compañeros egipcios? Si queremos un cambio, ¿porque no tomamos el poder, y lo hacemos nosotros mismos? Queremos que la cosa cambie pero no pretendemos cambiarla nosotros. No cambiara nada hasta que no tengamos el valor de levantarnos y cambiarlo, esto hay muchos que lo saben, pero no lo dicen. Pero, ¿es que de verdad los revolucionarios de verdad vamos a permitir que se desaprovechen las optimas condiciones que existen en España para una revolución?
Hace falta un debate ideológico urgente con la dirección de la plataforma, y someter a debate lo que esta ocurriendo, y aprender de las revueltas en los demás países. Este problema no se puede aplazar. La revolución, si es que se pretende hacer una, no se va a hacer por arte de magia. Una sociedad mas justa no se va a construir desde la tienda de campaña o detrás de una careta de “anonymous”. A los banqueros, burócratas y magnates les dan miedo las multitudes en la calle pidiendo democracia, pero aun les da mas miedo ver multitudes en las calles con banderas rojas pidiendo el poder. ¿Por qué tenemos que huir de esto? Esta claro que seria la excusa perfecta para que la policía cargara contra la manifestación, pero tarde o temprano la movilización terminara por sí misma si nosotros nos quedamos acampados en la plaza sin hacer nada, por muchos que seamos, ellos obviamente siguen manejando la maquinaria del estado o los bancos. Por ello, esta batalla es contra el tiempo. Nuestra victoria, solo dependerá de sí seremos capaces de organizar, en el tiempo que tarde la oligarquía en idear un plan para sembrar la discordia, un movimiento político capaz de construir una alternativa con suficiente apoyo popular como para hacer posible en la practica un golpe de timón, y no solo eso, empezar a construir una sociedad más equitativa y mas justa. Solo después de esto habremos triunfado, mientras tanto, estamos como mucho haciendo que los banqueros y burócratas se remuevan en sus despachos. Además, tenemos que tener clara una cosa, si al final logramos reunir las fuerzas y los apoyos suficientes como para representar una oposición importante al poder, sacaran los tanques a la calle, y de nada nos servirá pedir ayuda internacional, o una resolución de la ONU (...). Así que una vez iniciada la marcha, esta no puede detenerse. Por muy democráticos que digan ser los que nos gobiernan, tenemos que tener claro que son unos fascistas reaccionarios, que no les temblara el pulso cuando den la orden de disparar a matar -que ojalá no llegue a suceder-. Si sabemos esto, ¿por qué huimos de la organización política? ¿Alguien piensa que ellos no van a disparar? Por muy justas que sean nuestras demandas, por mucho apoyo que tengamos, por muchos que seamos, siempre hay lacayos dispuestos a acatar ordenes marciales contra los “guarros”, siempre habrá gente que piense que detrás de todo este movimiento hay una conspiración “judeo-masónica”. Si sabemos esto, y lo aceptamos, ¿porque no empezar ahora, ya, a construir nuestra alternativa política y a discutirla en la calle? ¿Y si esa alternativa ya existe, porque no apoyarla y fortalecerla en las asambleas populares?
Reitero, no vamos a conseguir nada hasta que no discutamos “como” pretendemos conseguirlo. A nuestros bisabuelos, abuelos y padres nunca les han regalado ningún derecho o ninguna concesión democrática, todo lo que consiguieron lo tuvieron que luchar. ¡Pensar que a nosotros nos van a regalar un mundo mas justo sin luchar es un error! Los estudiantes no pueden hacer huelga, como medida de presión sobre el poder para demandar algo, entonces ¿qué se va a hacer? Yo propongo que se discuta en las asambleas populares las propuestas de todos los partidos minoritarios y que se decida el voto unánime en las elecciones del domingo, y una posterior afiliación masiva, para reforzar el partido en cuestión, y que de cara a las elecciones generales este partido haya crecido lo suficiente como para representar una alternativa real a la “partitocracia-PPSOE”. ¡Eso si asusta a los banqueros!
Como mínimo creo que esto tendría que someterse a debate en las asambleas, de otra manera estaremos cometiendo un grave error, y lo vamos a pagar todos. Y lo peor de todo es que la democracia habrá fracasado una vez mas, y nuestros enemigos reaccionarios podrán decir eso de “la democracia ha triunfado”.
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A esto cabe aclarar que las "acampadas" son un movimiento distinto al de democracia real ya, y que se organizan de manera autónoma y autogestionada.
Ver una acampada en la plaza central de barcelona donde se debata y ponga en crítica la sociedad establecida, además de demostrar a los turistas que no todo esta tan bien, aunque si tal vez no sea de la manera más efectiva, en mi opinión, es algo favorable para un futuro no muy lejano.
Una acción que demostrará a la gente que existen alternativas e impulsará a buscarlas y participar activamente de ellas.
Algo con lo que hay que tener mucho cuidado, no recaer en falsos valores disfrazados de nuevos ideales, no cambiar los títeres sino cambiar a la estructura que los mantiene. 
Hay que practicar la horizontalidad para saber lo que significa y llevarla a cabo en la sociedad a gran escala. Como primer paso, objetivar los problemas, reconocerlos como tales e intentar revolucionar las sociedades a las que pertenecemos aprovechando la presión y la demostración social, para que todxs sepamos como y porque lo hacemos, cuales son las necesidades de cambio, hasta las más básica y retóricas, para así cumplir el rol que no cumple el estado, reemplazarlo, generar el poder alternativo e individual, para no tomarlo sino que utilizarlo.
Hay que pasar a la práctica de las ideas libertarias, sabemos que es posible y que la revolución social será la única revolución que triunfe, para el final de la injusticias y la desigualdad social, para la re-evolución de la especie.
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