miércoles, 27 de abril de 2011

Investigación sobre el 11-M (Parte 1)

La versión oficial del 11 M: Un auténtico desafío al sentido común.

"Cállese la razón, tan amenudo perseguido, y se verán los mismos horrores que en los pasados siglos." Voltaire (tratado de la tolerancia).
La siguiente, es la versión que, tras 5 años, siguen sosteniendo los poderes fácticos, sobre los sucesos acaecidos el 11 de marzo de 2004 en Madrid.
Pocos días antes de que se celebrasen las elecciones generales de 2004, varios delincuentes comunes (ladronzuelos, pequeños traficantes de droga, estafadores…) todos ellos, bajo algún tipo de control policial y sin experiencia previa en acciones terroristas, fueron capaces de llevar a cabo, casi con precisión milimétrica, el atentado más mortífero en la historia de Europa (191 muertos y miles de heridos), burlando el mayor dispositivo antiterrorista desplegado nunca por un gobierno en España, debido al riesgo de un posible atentado durante la campaña electoral.
En todo esto, hay que destacar el hecho, de que los terroristas lograsen que ninguna de las cámaras de seguridad que hay en las diferentes estaciones de metro y cercanías, donde supuestamente cogieron los trenes en los que dejarían las mochilas-bomba,  registraran ni uno solo de sus movimientos. Una proeza más propio de seres sobrenaturales, que de personas de carne y hueso, más, teniendo en cuenta la multitud  de cámaras que hay instaladas en las estaciones de Madrid.
El hallazgo de una mochila bomba, de la que primero se dijo que había sido encontrada en uno de los vagones y más tarde en una furgoneta abandonada a las afueras de una de las estaciones, junto a una casete con versículos del Corán, serviría a las autoridades y medios de comunicación, para crear toda la “versión oficial”, con la que se construiría el mito. Sorprende la meticulosidad de los terroristas para llevar a cabo todos los preparativos y la ejecución de los atentados, y la gran torpeza tras los mismos, dejando todo tipo de pistas incriminatorias, que servirían a la policía para conducirles hasta el piso de Leganés, piso en el que morirían, al inmolarse la totalidad de los autores materiales de los hechos.
Este suicidio colectivo (práctica por la que no optaron el 11 de marzo y que habría dotado al atentado de una mayor precisión) se llevó a cabo cuando el piso había sido completamente desalojado, tarea que llevó varias horas, en lugar de cuando empezaron a llegar los primeros efectivos policiales y el piso aún estaba habitado, lo cual hubiera causado la muerte de un gran número de personas. Esto último hubiera sido lo lógico, pues, supuestamente, este tipo de terroristas siempre buscan provocar el mayor número de víctimas, o al menos eso es lo que nos han repetido hasta la saciedad los medios de comunicación institucionales.
Pero por “suerte” para todos, especialmente para los jueces, sólo murieron los terroristas, de tal forma que se evitaban el trago de juzgar a unas personas que quizás hubieran negado los cargos que se les iba a imputar, tal y como lo hicieron el resto de acusados por su supuesta colaboración, quienes negaron rotundamente su participación y además condenaron los hechos, como el famoso “Egipcio”, acusado desde el primer momento de ser uno de los cerebros del 11M y finalmente absuelto y en libertad sin cargos. Una actitud (la de negar y condenar los atentados) un tanto atípica, en unos “fanáticos religiosos” un tanto atípicos (pues solían frecuentar prostíbulos y llevar a cabo otra sería de pecadillos, como traficar con drogas o robar), pues estos suelen sentirse muy orgullosos de sus acciones.
Evidentemente, la versión “oficial” nunca será relatada así por los grandes medios de comunicación de masas, a pesar de tratarse, todos ellos, de hechos probados tras 5 años de los triste acontecimientos del 11 de marzo de 2004.
Igualmente, dudamos de que estas armas de manipulación masiva, conocidas como Mass Media, hagan referencia al hecho de que, 2 días después de los atentados, los vagones siniestrados fueron mandados destruir por RENFE.
Como tampoco mencionarán el que, cuando se juzgaron los hechos, varios policías hablaran de que los explosivos utilizados podrían haber sido  C3 o C4 (usados habitualmente por el ejército) y no de Titadine o Goma 2, como se dijo desde el primer momento. Algo que verifican las imágenes de las explosiones, tanto del piso de Leganés, como las de las estaciones, pues la Goma 2 o la Titadine hubieran provocado un incendio posterior (algo que no sucedió, a pesar de los materiales altamente combustibles del piso y de los vagones), por el contrario, el C3 o C4, producen una explosión “limpia” y sin fuego posterior, como así fue.
Por último, lo que estamos seguros que nunca volverán a decir, es que, justo el día antes del 11M, se daban por finalizados los ejercicios anuales de gestión de crisis de la OTAN, denominados CMX2004. Unos ejercicios que comenzaron el 4 de marzo y que se desarrollaron en diversas capitales de los estados miembros, entre ellas Madrid, permitiendo, tanto al personal civil como militar de esta organización, moverse por las distintas ciudades con todo tipo de material militar, con total libertad y sin ningún tipo de control por parte de las autoridades locales. Unos ejercicios en los que se simulaba una intervención antiterrorista, ante unos atentados con unas características muy similares a los de Madrid: 200 muertos y miles de heridos. Conocidos los atentados, la organización imperialista OTAN califico esta casualidad como “Una terrible coincidencia” ¡Todo un ejercicio de cinismo!
Los atentados de Madrid, del 11 de marzo de 2004, fueron utilizados por la coalición anglo-norteamericana, como nuevos argumentos para justificar “la guerra mundial contra el terrorismo” emprendida, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, y que no es otra cosa que la guerra por el saqueo de los recursos naturales de los pueblos (especialmente de Oriente Medio), con el fin de enriquecer a las grandes multinacionales armamentísticas y del petróleo.
La derrota electoral de un desgastadísimo Partido Popular, no suponía ningún obstáculo a los intereses imperialistas, pues la retirada de las tropas españolas de Iraq unas tropas que tenían una mera presencia testimonial (apenas 1000 efectivos), se vio sobradamente compensada por el redoblamiento de las tropas desplazadas en Afganistán; el apoyo militar español a la intervención del Líbano, en el verano de 2006; la complicidad con el gobierno yanqui, en los famosos vuelos de la CIA, que hacían escala en territorio español, con Zapatero de presidente; o con la formación de la policía del gobierno títere iraquí, por parte de la policía española, además del desplazamiento a la región de cientos de GEOs para proteger los intereses económicos de occidente.


Por último, la absurda teoría del Partido Popular y de sus medios de comunicación afines, sobre la participación de ETA en los atentados, se ha revelado como una eficaz cortina de humo, para tapar, aún más, a  los verdaderos autores de la masacre.


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El 11-M y su contribución a la reelección de Bush en 2004.
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Uno de los hechos al que menos atención han prestado los medios de comunicación de masas españoles, a la hora de analizar el atentado del 11-M, en Madrid, es el modo en que este trágico acontecimiento contribuyó, de forma decisiva, a la reelección de George Bush, como presidente de los Estados Unidos, en el año 2004. Un George Bush cuya popularidad estaba por los suelos, a un año de haber iniciado la criminal guerra de saqueo de Irak (20 de marzo de 2003).
Justo antes del atentado de Madrid, George Bush se encontraba, en las encuestas, 10 puntos por debajo de su rival, el demócrata John Kerry, pero tras el 11-M y gracias a la impecable gestión propagandística del mismo, realizada por la Casa Blanca, Bush se colocó 7 puntos por delante, algo que le acabaría sirviendo para revalidar su mandato presidencial por otros cuatro años más (hasta 2008), en los que continuaría desarrollando su criminal agenda bélica y de rapiña, al servicio de las multinacionales petroleras y armamentísticas.
Por otro lado, la decisión del PSOE de retirar las tropas españolas de Irak, tras su victoria en las elecciones del 14-M (3  días después del atentado), en nada perjudicaba los intereses del Imperio, pues esta maniobra, de cara a la galería, se vio compensada de sobra con el redoblamiento de los efectivos militares en Afganistán y la posterior participación en la guerra contra El Líbano, del verano de 2006. De todas formas, el gobierno Zapatero no dejó de participar en la guerra de Irak, haciéndolo de una manera encubierta de diferentes formas, como la formación de la policía del gobierno títere iraquí o permitiendo el aterrizaje en territorio español de los famosos vuelos de la CIA.
Además, el atentado del 11-M sirvió de excusa a otros gobiernos europeos para aumentar en número de efectivos, en las guerras yanqui-sionistas de Irak y Afganistán, o incluso (en algunos casos), para incorporarse a ellas.
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Corriente Roja denunció las huellas de la OTAN en el 11-M, el mismo día de los atentados.
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A continuación reproducimos un extracto de una declaración realizada por la organización marxista española, Corriente Roja, condenando los atentados del 11-M, el mismo día 11 de marzo de 2004, en la que deja entrever la mano asesina de la OTAN como autora de los mismos.
"(...) Sean cuales sean los autores, la matanza recuerda poderosamente a los atentados fascistas, o de organizaciones instrumentales, de los "años de plomo" en Italia. Los pueblos no debemos permitir que el horror o la estupefacción nos confundan. El sello del fascismo, o de oscuros intereses con él relacionados, está impreso en el gigantesco crimen de Madrid. Es un atentado fascista -que define a sus autores- sea quien sea la organización que lo reivindique y sea cual sea la mano que puso las bombas. Sólo el fascismo es capaz de dirigir actos tan bárbaros contra el pueblo."


Por años de plomo, Corriente Roja se refiere a los años que transcurrieron entre el final de la Segunda Guerra Mundial y la caída de la Unión Soviética, en los que Europa occidental se vio sacudida por una ola de atentados terroristas, que, según las investigaciones de varios parlamentos europeos (incluido el propio Parlamento Europeo), se ha demostrado que fueron cometidos por los escuadrones Stay-Behind de la OTAN, pero que posteriormente eran atribuidos falsamente a grupos izquierdistas, con el fin de desprestigiar a la izquierda política, en general, y a los Partidos Comunistas, en particular, que contaban con un enorme apoyo popular en muchos países de la Europa occidental y se negaban a la instalación de bases militares de la OTAN en sus respectivos territorios.
(Vídeo sobre los Stay-behind o ejércitos secretos de la OTAN)
Concretamente el 11-M guarda muchas similitudes con el atentado de la estación de tren de Bolonia, cometido por los escuadrones clandestinos de la OTAN, en el año 1980, y que costó la vida a 85 pesonas. El atentado fue imputado en un principio falsamente a las Brigadas Rojas, y no fue hasta 1995 cuando se condenó a varios miembros de la organización neofascista Ordine Nuovo, de la que varias investigaciones judiciales han demostrado que estubo al servicio de la OTAN y la CIA, durante la guerra fría.
Precisamente, fue en octubre de 2001, un mes después de los atentados del 11-S, cuando Estados Unidos y Gran Bretaña anunciaban públicamente la reactivación de los escuadrones Stay-behind, con la excusa de la lucha antiterrorista. Por lo que en marzo de 2004 llevaban ya más de dos años operativos (si es que alguna vez habían dejado de estarlo).
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CMX-04: ejercicios antiterroristas de la OTAN, como pantalla para ejecutar el 11-M.
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“La forma más fácil de ejecutar un ataque bajo bandera falsa es hacerlo bajo la cobertura de un ejercicio militar simultáneo que simule la realización del mismo ataque que se quiere llevar a cabo verdaderamente” (Capitán Eric H May, ex oficial de inteligencia del ejército de los Estados Unidos, ex inspector e intérprete para las fuerzas nucleares de alcance intermedio).
“Una terrible coincidencia”. Con estas cínicas palabras calificó el ex Secretario General de la OTAN, el holandés, Jaap de Hoop Scheffer, el hecho de que los ejercicios antiterroristas (CMX-04), puestos en práctica el 4 de marzo de 2004 y desarrollados en diferentes capitales de los estados miembros, entre ellas Madrid, finalizasen justo unas pocas horas antes del más brutal atentado terrorista que haya ocurrido jamás en suelo europeo.
Pero las coincidencias no sólo se limitarían a las fechas, sino que llegarían aún más lejos, pues los ejercicios antiterroristas de la OTAN se realizaron bajo un supuesto atentado que costaba la vida a 200 personas (un número muy próximo al número de víctimas mortales que se produjeron en Madrid) y heridas de gravedad a otras 1000 (también como en Madrid). Además, los ficticios ataques planteados en el ejercicio antiterrorista (anunciado casualmente un día después de la visita del Secretario General de la OTAN a España, el día 1 de marzo de 2004) tenían como escenario una capital europea y como autor a la mediática organización al-Qaeda, de la que no hay que olvidar que fue creada y financiada por la CIA en los años 80, con el objetivo de combatir al ejército soviético en Afganistán.
¿Realmente se trató de un ejercicio antiterrorista o de una pantalla para preparar y ejecutar, con mayor facilidad, el atentado terrorista más mortífero en la historia de Europa?
Casualmente, un año más tarde se produciría un cúmulo de coincidencias similares en los atentados del 7 de julio, en Londres, llevados a cabo, supuestamente y siempre según la versión oficial, por al-Qaeda.
Curiosamente, estos atentados se produjeron el mismo día, a la misma hora y en los mismos sitios en los que se estaba llevando a cabo otro ejercicio antiterrorista que preveía los mismos objetivos que serían atacados por los terroristas. Un hecho que sería confirmado, a las pocas horas, por las autoridades policiales británicas.
Las posibilidades de que un atentado terrorista se produzca a las pocas horas de que finalicen unos ejercicios antiterroristas, como en Madrid, o el mismo día que éstos se están desarrollando, como pasó en Londres (o en Nueva York en el 2001), es de una entre millones. Por lo que no es nada descabellado pensar que estos operativos antiterroristas sirviesen de pantalla, para facilitar la tarea, a quienes realmente llevaron a cabo los atentados, y que con posteridad serían atribuidos falsamente al integrismo islámico, con el fin de justificar, ante la opinión pública, la guerra imperialista de occidente en Oriente Medio, cuyo objetivo no es otro que el saqueo de las riquezas naturales de la zona.

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