lunes, 25 de julio de 2011

Formas de la manipulación mediática, como ejemplo el atentado en Noruega


De como los medios y los gobiernos tratan un atentado dependiendo de si el autor es un fanático religioso, un antisitema o simplemente un psicópata que por casualidad es de derechas

Durante casi todo el día de ayer, se daba casi por descontado que las masacres de Oslo habían sido ejecutadas por terroristas islámicos. El New York Times lo daba por hecho en portada así como otros grandes rotativos nacionales e internacionales. Sus editoriales echaban espuma por la boca contra el islamismo radical y recordaban otros atentados de dicha autoría.
Mas tarde, y ante la poca fiabilidad de que fueran islamistas, se empezó a acusar del doble atentado a grupos antisistema.
La confirmación de que, en realidad, el doble atentado  había sido cometido por Anders Behring Breivik, un noruego de ideas antiislamistas vinculado a grupos de extrema derecha y con antecedentes en actividades mas que sospechosas, no solo ha dado un vuelco a la noticia sino que en muchos casos se ha visto como lo contaban con el gesto contrariado algunos medios.

Incluso algunos como los de interconomía y otros, aún a sabiendas ya de la autoría y signo político del autor de los mismos seguían refiriéndose a él como pertenenciente a algún grupo antisitema.
Seguro que ni los primeros que señalaban a los islamistas ni éstos que querían cargar el muerto a los antisistema pedirán disculpas por la información dada tan a la ligera sabiendo las gravísimas consecuencias que ello puede acarrear.
De este atentado, se va sacando como primera conclusión el diferente trato que tienen los medios oficiales, sobre los atentados según los realicen unos u otros.
En cuanto se ha sabido que el autor era de extrema derecha, rápidamente, le tachan simplemente como un enfermo, monstruo, loco o sicópata. No sé porqué esos apelativos nunca se los he oído decir cuando califican a otro tipo de autoría los atentados.
De tal manera se explican este tipo de noticias dependiendo de quien las realice, que cuando lo realiza uno de derechas tienden a criminalizar al individuo y cuando el autor es de otro signo cualquiera se tiende a criminalizar al grupo al que pertenece.
Este razonamiento nos lleva a preguntarnos
¿ Porqué se trata, por los medios, de forma tan diferente un atentado dependiendo de su autoría?
Y se exige otra
¿ Cuando se van a perseguir indiscriminadamente y con todas sus consecuencias a los grupos de extrema derecha en Occidente?
Ya que aunque estén aparentemente criminalizados estos grupos, gozan con una cierta impunidad e inmunidad ante la justicia que les hace salir casi bien parados de muchas de sus fechorías y tan solo en casos tan sanguinarios como el de hoy, parece que les caiga todo el peso de la ley. Y si nos vamos a los grupos paramilitares como los de Colombia ya el caso es de vergüenza.
Acontecimientos como el de la masacre de Noruega, el viernes que se cobró unas 100 vidas, , es espantosamente similar al atentado en los EE.UU del edificio Alfred P. Murrah en Oklahoma City en 1995 en el que 168 personas fueron asesinadas y 450 heridas.
En ambos ataques, los extremistas musulmanes fueron acusados ​​inicialmente de los mismos. Más tarde,  resultó ser que estos horribles actos fueron perpetrados por terroristas locales descontentos y simpatizantes de la derecha.
Los autores de estos atentados rondaban los 30 años.
Este pequeño detalle ha surgido ahora con Anders Behring Breivik,  noruego de 32 años de edad, y que la policía cree que el que hizo estallar una potente bomba en un edificio del gobierno en la capital, Oslo, matando al menos a siete personas.
Y que dos horas más tarde, vestido de policía fue a un campamento de verano en la isla Utoya en la que segó 80 o más personas.
Aunque en el caso que nos atañe, según la policía noruega, Anders no estaba afiliado a ninguna organización terrorista internacional y que seguramente ha actuado solo o como mucho, con la ayuda de un cómplice.
Sin embargo, puede haber habido una conexión política – ya que los dos ataques se produjeron en áreas relacionadas con el partido gobernante, en este caso el Partido Laborista y que el campamento juvenil de la isla está afiliado al ala juvenil del partido.
La explosión que destruyó el edificio en Oslo era, también, la sede donde trabajaba el Primer Ministro, Jens Stoltenberg, y su administración. Y no le pilló, la misma, de milagro, ya que se había ausentado hacía un rato.
En el atentado de los EE.UU., Timothy McVeigh, de 33 años de edad, ex-tirador del ejército y guardia de seguridad, detonó un camión llenos de explosivos de fabricación casera  frente al edificio Murrah, destruyendo gran parte de su fachada.
Así como el ataque de Noruega fue el peor ataque terrorista en la historia de ese país, el ataque de McVeigh en 2001 lo fué en los EE.UU. en la que cerca de 3.000 personas perdieron la vida. En ambos casos, los medios empezaron diciendo sin ninguna prueba que había sido Al Qaeda.
McVeigh dijo que actuó en respuesta al asalto al rancho del grupo religioso Waco, Texas, en 1993.
Este asalto acabó muy mal cuando los agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego intentaron entrar provocando un incendio que mató a 76 miembros de la secta de los davidianos, entre ellos mujeres y niños, y debido a su creencia de que el gobierno estaba ilegalmente tratando de interferir en el uso y la propiedad de armas .
Un psiquiatra que entrevistó a McVeigh después de su arresto, dijo que las acciones de McVeigh fueron el producto de ser intimidado en su juventud y su creencia de que el gobierno “era el matón final.”
Otro psiquiatra dijo que McVeigh creía que había dado un golpe contra la tiranía y esperaba que sus acciones estimularía a otros elementos contrarios a la forma de actuar del Gobierno.
Fue declarado culpable de 11 delitos federales y ejecutado por inyección letal el 11 de junio de 2001, exactamente tres meses antes de los ataques a las torres gemelas.
Otros dos hombres fueron declarados culpables de conspirar con McVeigh en el atentado de Oklahoma City.
La actitudes radicales de cierta parte de la derecha, como el grupo Tea Party en EEUU como Interconomía aquí en España, instigando a la xenofobia y casi haciendo apología sobre el uso de la violencia en determinados casos ha influido en ciertos sectores de la derecha tradicional. Y de esos polvos vienen estos lodos.
En el caso de Anders Behring Brevi, podemos comprobar en uno de sus últimos escritos colgados en Documents de Google en Internet como se muestra partidario de importar a Noruega alguna de las tesis que propugna el Tea Party.
Expropiado de:

Zoco el Andalus


~ No hay otra "alternativa"


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