Después de tres meses de conflicto en Libia, los gobiernos occidentales siguen apurando los mecanismos para conseguir su “revolución”. Toda la carne esta en el asador, por un lado tenemos los bombardeos de la maquinaria aérea de la OTAN y sus aliados en oriente medio como Qatar y Emiratos Árabes, mientras que por otra parte, se asesora a los rebeldes libios de forma financiera y armamentística, así como el envío de funcionarios de los ejércitos para brindar apoyo estratégico. Es muy patente la actuación de comandos, así como fuerzas especiales de diferentes países en operaciones de sabotaje. Los MOE (españoles), por ejemplo, tienen misiones en Libia actualmente y no es el único cuerpo de operaciones que actúa en el país africano, todos conocemos la presencia de comandos británicos y las declaraciones de Obama donde permitía a la CIA “operar” en territorio libio –a pesar de que la CIA nunca ha necesitado autorización pública para operar donde le ha venido en gana-.
En el terreno diplomático, la ofensiva de los gobiernos occidentales es implacable. Desde que el gobierno Frances reconoció a la oposición de Libia como “los representantes legítimos del pueblo libio”, se inicio una serie de ataques contra las relaciones del gobierno, hasta ahora soberano de Libia. Parece que de forma oportunista, Francia cree que una panda de promonárquicos y antidemocráticos, que iniciaron las protestas prendiendo fuego a edificios en sus ciudades y disparando contra civiles, son ahora los representantes legítimos de un pueblo que sigue mostrando su apoyo al gobierno constitucional vigente, o como dicen los medios occidentales, a los “gadafistas”. La mayoría de gobiernos alineados con Estados Unidos, permitieron la semana pasada que los rebeldes libios abrieran embajadas en sus respectivos territorios, de forma que no hay vuelta atrás. A pesar de que la resolución de las naciones unidas habla explícitamente de la imparcialidad en el conflicto. Esta resolución deja totalmente claro que el objetivo de la operación militar es “proteger a la población civil”, no obstante continuamente se bombardean ciudades, por estar relativamente cerca de lugares que la OTAN califica como “objetivos militares”. Esta claro que las motivaciones que conducen a la intervención militar extranjera en el país norteafricano son infundadas, ya que si en algún momento hubo pruebas, estas se ignoraron, recuérdese que en la votación de la resolución, el representante indio denuncio que el informe que la ONU había elaborado sobre la situación en Libia no se discutió y apenas se leyó. De todas formas, el gobierno Ruso, a aclarado que sus satélites monitorizaron el espacio aéreo de Libia durante los “supuestos ataques a civiles, por parte de la aviación de Gaddafi”, y han confirmado que no hubo tales bombardeos. Sin embargo, la guerra continua, siguen habiendo bombardeos, y por tanto “daños colaterales”.
Parece que la ONU se lava las manos una vez más cuando el imperialismo mata. A pesar de que el gobierno libio accedió a un dialogo con la oposición, propuso un alto el fuego, y cumplir las resoluciones de la ONU, parece que nada puede detener la sed de sangre del imperio. De forma unilateral el imperialismo ha señalado que Gaddafi debe desaparecer, preferiblemente muerto, y que la oposición Libia tiene que hacerse con el poder, aunque esta no sea la voluntad del pueblo, eso a las potencias occidentales parece no preocuparles en absoluto. Poco a poco los tentáculos de la democracia van asestando golpes, contra la integridad del gobierno libio, uno a uno, los cercanos a Gaddafi, van muriendo o traicionando a su propio país y huyen al extranjero, con la esperanza de librarse así, de la redención que traen las bombas y los misiles de la OTAN. Gaddafi es un cadáver a efectos prácticos, porque va a ser perseguido hasta la muerte por los agentes occidentales. Los gobiernos democráticos quieren demostrar que nada puede entorpecer el avance del totalitarismo mercantil, y que el precio que hay que pagar es la muerte o la vida en prisión. El fiscal jefe de la corte penal internacional pidió ayer una orden de captura contra Gaddafi y su círculo de confianza por delitos de lesa humanidad, y sostiene que tiene pruebas suficientes para demostrar que es culpable. Poco importa a estas alturas, lo mejor que le podría ocurrir a Gaddafi es que le detuvieran para ser juzgado en este tribunal, ya que multitud de comandos que “disparan a matar” van tras su pista, como perros de presa.
Libia terminara siendo otro “Irak”, un paraíso de contratistas de seguridad privada y de empresas petrolíferas. La mayor petrolera en Libia, Arab Gulf Oil Company, ha declarado que va a cesar sus actividades hasta que Gaddafi deje el poder. Parece que las condiciones de explotación que proponen los rebeldes son más favorables para las multinacionales del oro negro, por ello, desde hace semanas, los rebeldes libios han fundado una empresa petrolera y un banco. Parece que serán monárquicos pero saben de finanzas lo suficientes como para entender que serán los próximos “jeques” del petróleo cuando el régimen constitucional vigente en Libia sea removido y sustituido por un totalitarismo mercantil, al modelo de Nigeria, o Irak.
La oposición Libia abre embajada en Londres |
Parece que la ONU se lava las manos una vez más cuando el imperialismo mata. A pesar de que el gobierno libio accedió a un dialogo con la oposición, propuso un alto el fuego, y cumplir las resoluciones de la ONU, parece que nada puede detener la sed de sangre del imperio. De forma unilateral el imperialismo ha señalado que Gaddafi debe desaparecer, preferiblemente muerto, y que la oposición Libia tiene que hacerse con el poder, aunque esta no sea la voluntad del pueblo, eso a las potencias occidentales parece no preocuparles en absoluto. Poco a poco los tentáculos de la democracia van asestando golpes, contra la integridad del gobierno libio, uno a uno, los cercanos a Gaddafi, van muriendo o traicionando a su propio país y huyen al extranjero, con la esperanza de librarse así, de la redención que traen las bombas y los misiles de la OTAN. Gaddafi es un cadáver a efectos prácticos, porque va a ser perseguido hasta la muerte por los agentes occidentales. Los gobiernos democráticos quieren demostrar que nada puede entorpecer el avance del totalitarismo mercantil, y que el precio que hay que pagar es la muerte o la vida en prisión. El fiscal jefe de la corte penal internacional pidió ayer una orden de captura contra Gaddafi y su círculo de confianza por delitos de lesa humanidad, y sostiene que tiene pruebas suficientes para demostrar que es culpable. Poco importa a estas alturas, lo mejor que le podría ocurrir a Gaddafi es que le detuvieran para ser juzgado en este tribunal, ya que multitud de comandos que “disparan a matar” van tras su pista, como perros de presa.
Libia terminara siendo otro “Irak”, un paraíso de contratistas de seguridad privada y de empresas petrolíferas. La mayor petrolera en Libia, Arab Gulf Oil Company, ha declarado que va a cesar sus actividades hasta que Gaddafi deje el poder. Parece que las condiciones de explotación que proponen los rebeldes son más favorables para las multinacionales del oro negro, por ello, desde hace semanas, los rebeldes libios han fundado una empresa petrolera y un banco. Parece que serán monárquicos pero saben de finanzas lo suficientes como para entender que serán los próximos “jeques” del petróleo cuando el régimen constitucional vigente en Libia sea removido y sustituido por un totalitarismo mercantil, al modelo de Nigeria, o Irak.
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