Aristófanes
Grecia, -0445 a.c--0380 a.c. Dramaturgo ateniense, considerado uno de los más grandes autores de comedias de la historia de la literatura. Sus obras se han representado a lo largo de los siglos y su ingenio, comicidad y lenguaje poético le han asegurado una popularidad duradera. Aristófanes, hijo de un tal Filipo, se cree que nació en los alrededores de Atenas. Probablemente recibió una buena educación y tal vez fuera propietario de la isla de Egina. Tuvo tres hijos, Filipo, Araros y Nicostratos, que todos fueron poetas cómicos. Aristófanes fue famoso por su conservadurismo. Prefería la monarquía a la democracia, y las ideas filosóficas y teológicas establecidas a las nuevas ideas de los sofistas. Su oposición a las novedades y reformas era más emocional que intelectual, y tenía tendencia a no distinguir entre las propuestas progresivas y las retrógradas. Aristófanes escribió 44 obras de teatro, de las que nos han llegado 11. Representó sus tres primeras obras bajo seudónimo. Una de ellas, Los acamenses (425 a.C.), era un alegato para terminar la guerra con Esparta. Los caballeros (424 a.C.), la primera de las obras de Aristófanes representada con su nombre, es una devastadora sátira sobre el político y militar ateniense Cleón, campeón de las fuerzas democráticas y jefe del partido belicista. Las nubes (423 a.C.) es una sátira sobre el filósofo griego Sócrates, cuyos penetrantes análisis de los valores establecidos Aristófanes consideraba enemigos de los intereses del Estado. En Las avispas (422 a.C.) Aristófanes satiriza los tribunales de justicia de su tiempo, y en La paz (421 a.C.) vuelve a insistir en la conveniencia de que finalice la guerra entre Atenas y Esparta. En Aves (414 a.C.) ridiculiza el gusto de los atenienses por los litigios. Lisístrata (411 a.C.), otra sátira sobre la guerra en la que las mujeres luchan por la paz practicando el celibato, es su obra más famosa. Las tesmoforiazusas (411 a.C.) y Las ranas (405 a.C.) incluyen ataques contra Eurípides. La asamblea de las mujeres (392 a.C.) es una sátira sobre la idea de la propiedad comunal, y en Pluto (388 a.C.) hace una reducción al absurdo del concepto de redistribución de la riqueza en Atenas. Estas obras, básicamente caprichos, estaban escritas en una forma menos cuidada que las tragedias, e incluían escenas dialogadas, extensas arengas corales y gran cantidad de música y danza. Aristófanes ejerció notable influencia en autores como Ben Jonson y Henry Fielding, entre otros muchos de todos los idiomas.
Fuente: http://www.encarta.msn.com/
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Cínicos Griegos
Bajo el emblema del perro (kúon) los filósofos cínicos aparecieron en la vieja Atenas como un movimiento de oposición radical a la cultura y la política de la época. Con su actitud irreverente despreciaban la civilización y todas las convenciones sociales en su audaz invitación a la anarquía, rechazando el orden, con libertaria desvergüenza. Proclamaron la igualdad de todos los seres humanos, sin distinción de clases, naciones ni sexos. Eran cosmopolitas, no participaban en los asuntos de la ciudad, aborrecían los lujos y comodidades, se burlaban de los ritos y las creencias religiosas, prescindían de los placeres refinados, gustaban del amor libre, y consideraban el trabajo y el esfuerzo fundamento de la virtud. Todo ello, como es obvio, resultaba muy provocativo en el mundo griego, incluso en una democracia como la de Atenas; y muy en contra de lo que pensaron Platón y Aristóteles. Por otra parte, no ambicionaban el poder ni pretendían cambiar la sociedad insensata de la época proponiendo un nuevo modelo antiburgués. Por más que imaginaron curiosas fantasías utópicas de diseño igualitario y anarquista. Fueron, por lo tanto, más rebeldes que revolucionarios, pensadores individualistas, sin grandes ilusiones respecto a la aceptación de sus puntos de vista por la gran mayoría de sus convecinos. (Si el sabio Bías dijo que "los más son malos", muchos filósofos pensaban que la mayoría de la gente son necios). Los cínicos fueron una secta filosófica callejera y sin escuela fija. Perduraron como alegres vagabundos de mantos burdos, alforja mínima y bastón de peregrino. A través de Antístenes conectaban con Sócrates, y después, gracias al amistoso Crates, inspiraron a Zenón y los estoicos, filósofos más respetables y predicadores virtuosos. El tipo más famoso de la secta fue Diógenes, apátrida y mordaz, que no tenía nada, vivía en una tinaja, se burlaba de todo, y escandalizaba a menudo. De él circularon pronto estupendas anécdotas, como la famosa de que, cuando Alejandro le visitó y dijo que le pidiera un deseo, le repuso que se apartara del sol y no le hiciera sombra. El buen cínico no espera nada, no desea nada; austero, apático, libre, busca una vida natural, como la del perro. En su "regreso a la naturaleza" anticipa la conocida tesis de Rousseau acerca del "buen salvaje", y resulta un evidente precursor de los afanes ecológicos modernos. Crates imaginó una isla ideal poblada de cínicos, Pera (la de la Alforja), "sin necios, ni parásitos, ni glotones, ni culos prostituidos; que produce tomillo, ajos, higos y panes; cosas que no invitan a guerras ni honores, y donde no hay armas ni dinero". Como señaló Peter Sloterdijk, el cínico antiguo es muy distinto del tipo que ahora llamamos "cínico" (para su distinción utiliza la consonante: Kynikós frente a Zynikós). El cínico moderno es más bien un hipócrita: no cree en nada y desprecia en su interior las convenciones sociales; pero disimula y se somete por comodidad y afán de medro. El anarquismo moderno es una doctrina revolucionaria y de empeño político. Surge de un anhelo de una sociedad mejor, más justa e igualitaria; es filantrópico y compasivo, si rechaza el orden actual (anarquía viene del griego an-arché des orden) es porque confía construir otro, mejor para todos, donde reine la libertad y no la opresión, en un mundo feliz. En ese ideal pueden percibirse todavía algunos ecos de la utopía antigua.
Cínicos Griegos
Bajo el emblema del perro (kúon) los filósofos cínicos aparecieron en la vieja Atenas como un movimiento de oposición radical a la cultura y la política de la época. Con su actitud irreverente despreciaban la civilización y todas las convenciones sociales en su audaz invitación a la anarquía, rechazando el orden, con libertaria desvergüenza. Proclamaron la igualdad de todos los seres humanos, sin distinción de clases, naciones ni sexos. Eran cosmopolitas, no participaban en los asuntos de la ciudad, aborrecían los lujos y comodidades, se burlaban de los ritos y las creencias religiosas, prescindían de los placeres refinados, gustaban del amor libre, y consideraban el trabajo y el esfuerzo fundamento de la virtud. Todo ello, como es obvio, resultaba muy provocativo en el mundo griego, incluso en una democracia como la de Atenas; y muy en contra de lo que pensaron Platón y Aristóteles. Por otra parte, no ambicionaban el poder ni pretendían cambiar la sociedad insensata de la época proponiendo un nuevo modelo antiburgués. Por más que imaginaron curiosas fantasías utópicas de diseño igualitario y anarquista. Fueron, por lo tanto, más rebeldes que revolucionarios, pensadores individualistas, sin grandes ilusiones respecto a la aceptación de sus puntos de vista por la gran mayoría de sus convecinos. (Si el sabio Bías dijo que "los más son malos", muchos filósofos pensaban que la mayoría de la gente son necios). Los cínicos fueron una secta filosófica callejera y sin escuela fija. Perduraron como alegres vagabundos de mantos burdos, alforja mínima y bastón de peregrino. A través de Antístenes conectaban con Sócrates, y después, gracias al amistoso Crates, inspiraron a Zenón y los estoicos, filósofos más respetables y predicadores virtuosos. El tipo más famoso de la secta fue Diógenes, apátrida y mordaz, que no tenía nada, vivía en una tinaja, se burlaba de todo, y escandalizaba a menudo. De él circularon pronto estupendas anécdotas, como la famosa de que, cuando Alejandro le visitó y dijo que le pidiera un deseo, le repuso que se apartara del sol y no le hiciera sombra. El buen cínico no espera nada, no desea nada; austero, apático, libre, busca una vida natural, como la del perro. En su "regreso a la naturaleza" anticipa la conocida tesis de Rousseau acerca del "buen salvaje", y resulta un evidente precursor de los afanes ecológicos modernos. Crates imaginó una isla ideal poblada de cínicos, Pera (la de la Alforja), "sin necios, ni parásitos, ni glotones, ni culos prostituidos; que produce tomillo, ajos, higos y panes; cosas que no invitan a guerras ni honores, y donde no hay armas ni dinero". Como señaló Peter Sloterdijk, el cínico antiguo es muy distinto del tipo que ahora llamamos "cínico" (para su distinción utiliza la consonante: Kynikós frente a Zynikós). El cínico moderno es más bien un hipócrita: no cree en nada y desprecia en su interior las convenciones sociales; pero disimula y se somete por comodidad y afán de medro. El anarquismo moderno es una doctrina revolucionaria y de empeño político. Surge de un anhelo de una sociedad mejor, más justa e igualitaria; es filantrópico y compasivo, si rechaza el orden actual (anarquía viene del griego an-arché des orden) es porque confía construir otro, mejor para todos, donde reine la libertad y no la opresión, en un mundo feliz. En ese ideal pueden percibirse todavía algunos ecos de la utopía antigua.
Fuente:
http://www.elpais.com/articulo/portada/cinicos/griegos/preludio/anarquista/elpepuculbab/20101030elpbabpor_1/Tes
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Hay que liberar el concepto de utopía, ¿pasaron 2500 años y todavía lo concebimos como utopía? Hora de la evolución.
"El orden espontáneo ha sido una preocupación central de pensadores políticos y filósofos durante toda la historia. Hoy es comúnmente entendido como un estado de armonía entre individuos o como paz social. Sin embargo, en la era premoderna, el concepto se entendía como el mantenimiento de un orden estable y jerárquico, preordenado por Dios o la naturaleza o los dos. El orden también puede ser considerado como la existencia de regularidad y predictabilidad en relaciones humanas, la ausencia del caos. La idea del orden todavía es altamente valorada, aunque ya no se asocia con una sociedad rígida de privilegios y poder. Se valora porque permite a la gente de distintos intereses y valores a convivir en una sociedad, sin recurrir a la discordia, conflicto o guerra civil. Así es la idea moderna del orden espontáneo." Nigel Ashford - Orden espontáneo -http://centroadamsmith.wordpress.com/2010/04/22/orden-espontaneo/
Link en la imagen a la biografía de Diógenes Laercio, conocido como el Linyera.
Hay que liberar el concepto de utopía, ¿pasaron 2500 años y todavía lo concebimos como utopía? Hora de la evolución.
"El orden espontáneo ha sido una preocupación central de pensadores políticos y filósofos durante toda la historia. Hoy es comúnmente entendido como un estado de armonía entre individuos o como paz social. Sin embargo, en la era premoderna, el concepto se entendía como el mantenimiento de un orden estable y jerárquico, preordenado por Dios o la naturaleza o los dos. El orden también puede ser considerado como la existencia de regularidad y predictabilidad en relaciones humanas, la ausencia del caos. La idea del orden todavía es altamente valorada, aunque ya no se asocia con una sociedad rígida de privilegios y poder. Se valora porque permite a la gente de distintos intereses y valores a convivir en una sociedad, sin recurrir a la discordia, conflicto o guerra civil. Así es la idea moderna del orden espontáneo." Nigel Ashford - Orden espontáneo -http://centroadamsmith.wordpress.com/2010/04/22/orden-espontaneo/
Link en la imagen a la biografía de Diógenes Laercio, conocido como el Linyera.
El primero en despojarse de todas sus posesiones para no se poseído.
Uno que le dijo a Alejandro Magno, cuando éste le hizo una visita para consultarlo, que quitara que le tapaba el sol.
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